24 marzo 2009

Capítulo 135

LA VIDA

Lo intenté durante dos días enteros pero nada, estaba con la cabeza en otra parte.

Las ideas habían desaparecido bajo un mar de angustia; era de color negro, de corrientes tan fuertes que, si me despistaba, acabaría perdido en los confines de un mundo todavía por descubrir para mí.

Un túnel incierto, de luces apagadas, de miedo y tristeza.

Al final del túnel, una luz parecía abrirse hacia el exterior.

Esa luz que me hizo escribir unas últimas palabras, las primeras.

1 comentario:

Anónimo dijo...

los abujeros en las montañas son como lágrimas de ángel... nunca sabes cuando se secarán