13 marzo 2009

Capítulo 126

UNA PLUMA

La imaginó atusándose el pelo en trenza perfecta recorriendo su espalda hasta el escalofrío. 

Un aquí y un allá.

Una sonrisa temerosa de lo desconocido. Un sonrojo cómplice.

La pluma caía una vez tras otra recorriendo el hombro, las curvas de su pecho, la panzita y un ombligo robado hasta precipitarse por unas piernas tan hermosas como imaginarias.

Acertó por fin a incrustarla entre el cabello preguntándose quizá si sería el lugar adecuado, el lugar donde quisiera descubrir su cuerpo ante el amante desconocido.

Él la imaginaba, la deseaba, la añoraba, la necesitaba...

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