LA MESA CAMILLA
Asemejaba una mesa camilla caprichosa en su peor sentido. Redonda y ancha, de faldas horteras y menos gracia-¡Qué le vamos a hacer!-
Pelo laciabundo y de buen comer, su culo un portento en hermosura expansiva, sus piés los de un ciempiés.
De vida en envidia, de tener y poseer. Cuando tuvo no se detuvo, ese era su proceder.
Lo que tenía no le satisfacía, y si otro "algo" tenía, lo tenía que joder, le tenía que joder.
Ay envidia mal sana que amargas más que el cancer, que dejas al alma pudrir. Desdicha ya la lleva en vida consigo, peor mal, difícil conseguir.
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