04 marzo 2009

Capítulo 114

AHÍ ESTÁS

He seguido a la madre y al niño del grito en regocijo. No se muy bien por qué, pero así ha sido. Peculiar ese crío, a la mínima soltaba una sandez y, la madre, bofetón que te crío.

El pobre a este paso va a llegar a casa más colorao que cuando me dijeron que parecía más alto afeitado.

Creo que habría oído mal...

Un viejiko paseaba con su bastón y en eso que... bueno, no es cuestión de contar todas mis desventuras.

Ahora mismo no para de llover. No es una lluvia pertinaz, pero tampoco es aconsejable pararse en medio de la calle porque, a lo tonto, acabas mojado de pies a cabeza. Así que, yo aquí, en mi cubículo, al resguardo de lo de fuera, al calor del pc esperando una sonrisa.

Llegará? Vendrá?

Regocijo- pensé-. Aquél crío tenía razón, quizá fuera masón, no sé.

Contraviniendo mis leyes, miré hacia escaparates y cielos grises cuando pasó un Cóndor planeando con la suavidad de sus manos. Me miró, guiñó el ojo y, sonriendo, desapareció volando.

Pobre niño colorao!

No hay comentarios: