10 marzo 2009

Capítulo 120

A PAN Y AGUA

De lo indemostrable hicieron pecado capital. 

A dos días de una ejecución injusta. 

Me vendarían los ojos, las manos atarían, dejando el cuerpo caer al vacío.

Hoy tan sólo soy un recuerdo de lo que fui, una triste sombra en un cuarto vacío.

Rabia contenida, odio en las manos, miedo en los pies que me arrastrarían hacia la muerte.

Mis ojos intentaban descifrar el camino entre los barrotes de acero que me separaban de la libertad.

Una línea amarilla hasta una puerta ciega para mí.

Atravesaría esa puerta como tantos otros para no volver.

Dejaría atrás una vida infame, llena de...

tan sólo pasión.

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