11 diciembre 2008

Capítulo 54

LLEGUÉ ARRASTRANDOME


Vine con la sóla intención de escribir unos palabros; de refleajar en cuatro estrofas los padecimientos por los que estaba pasando. ¡LA FIEBRE.!

Así es. Tras dos días entre cama y sofá, el cuerpo entumecía por momentos. 
Los huesos chirrriaban y, los músculos, ya inexistentes, desaparecían entre el ruido del dolor.
Las ojeras, ya míticas ellas de por sí, aumentaban en su grado y forma. 
Los ojikos, verdes sin igual, permanecían con el brillo habitual- mas tristes- apuntó un personaje cualquiera.( léase el "mas tristes" sin acento en la a por favor).

En Palacio, las ropas se amontonaban en alboroto. Los vasos, sucios todos, merecían un lavado más que perezoso en mis circunstancias. 

Así pues, con estas circunstancias me encontraba cuando pensé:

- Lo que es estar mal eh!- 

Un pensamiento de lo más profundo; de esos que sólo llegan a la mente de uno ante el miedo a la muerte.

-Y si en realidad el frío que recorre mi cuerpo... es el de la mismísima muerte?-

Esperemos que así no sea... 

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