DE MENTIRAS Y SUEÑOS
Encendí lo que todavía quedaba en el recuerdo. Di al play y dejé que corriera la música.
Con apenas tres golpes me puse a cantar, con dos más quizá me tomara una cerveza.
Medio día; nadie más, tan sólo el cartero y yo.
Padre desesperaba al otro lado de la calle, madre no había llegado y, la gaviotika, hacía tiempo que había marchado.
Tuve respuesta- con la consiguiente angustia-.
Tenía los pies congelados. Las zapatillas eran negras de cordones anaranjados.
Los ojos puestos en una pantalla, la mente pensando en ella...
Play... Mi mayor problema era el menor; el menor quizá fuera el mayor- aunque también es posible que me mintiera-
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