15 septiembre 2008

Capítulo 12

EN LA OSCURIDAD, UN APENDICE


Ahí estaba, como las moscas, pesadito y sin irse.
Juan de pamplona El Conquistador, jamás dejaría que marcharan en silencio. 
Un apéndice infernal, sin fin , en forma de mano, brazo, hasta sobaco, se adentraba en la cintura de una mujer anonadada.
En la oscuridad del momento, en un " piérdete un rato " más que correcto, fracasó.
Enfundó su apéndice en el bolsillo ante la atenta mirada de Juan de pamplona que, lo miraba todo, se fijaba en todo.
Un último intento valdío por llevar a la dama a casa, infructuoso, lamento en el rostro.
Por fin, con el alma malherida, tuvo que partir el hombre apéndice en soledad. Con la cabeza gacha, con el corazón roto.
Juan De Pamplona, la mosca cojonera... partió enfundado en una sonrisa sin fin. Aleteando sus alas... el muy cabrón.

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