EL VESTIDO
Llamó a la puerta con la timidez de un niño de ocho años.
Un regalo en sus brazos.
Guadalupe tomó su mano posándola en sus pechos. Padre Prior adivinaba los latidos de un corazón incendiado.
Una erección infernal bajo un pantalón bombacho indiscreto. Mirada de lujuria en Guadalupe. Un labio mordido y una mano que acercaba con sigilo al miembro.
Padre Prior apenas podía respirar. Ella miraba un rostro ávido de placer carnal. Una mano suave bajo el pantalón y unas caricias sin parangón.
Suspiros de placer bajo el manto de un pantalón bombacho.
Tomó de nuevo su mano esta vez para llevarlo a una alcoba a medio hacer. La cama aún caliente. Guadalupe lo sentó sobre ella y le quitó el pantalón como la prostituta que inicia a un primerizo. Sus manos sobre el miembro y su boca…
El placer de lo inconfesable, la respiración agitada e inconclusa. Tumbado en la cama, con ella sobre sus escuálidos muslos.
Una primera penetración sigilosa y profunda. El llanto del amor y una lágrima de placer por su mejilla. Guadalupe incrementó el ritmo de sus movimientos al compás de unas caderas que movía con la destreza de las diosas y Padre Prior lloraba a la vez que introducía con mayor insistencia un miembro abandonado antaño.
Las manos en sus pechos y los pechos en su boca…
15. Noche
Hace 14 años
6 comentarios:
Este es un capitulo compenetracion.
No se puede decir más en menos.
Y todo eso.. sin que guadalupe haya abierto todavía el regalo..joe!
madre mía...
Guadalupita... que te me vas!
Hola guapo, BUenos dias de sabado¿que tal la resaca?
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