¿HOLA? ¿BOLSILLOS?
Los nervios me azotaban por todos lados convertidos en tristeza.
Los bolsillos temblaban de desesperanza, amargura y soledad.
Una locura maravillosa pendiente de un hilo tan fino, tan grueso a la vez.
Y ya no me resisto; ya no puedo decir que no. La respuesta del ayer vale para hoy.
Las dudas las dejé atrás, arrinconadas en un baúl todavía vacío de conciencia.
Y los minutos avanzaban inmisericordes; Atenazaban un cuerpo decidido a susurrar.
Y me moría...
2 comentarios:
vennnnnnnnnnnnnnga¡¡¡¡...zis-zas...
uyyy a esa tristeza hay que darle la vuelta como sea. Tendrás que susurrar!
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