16 octubre 2007

Capítulo 121

ZAÍNA CARROZA


El nuevo alcalde-su nombre sigo sin recordar- palidecía en su rostro.

-Tranquilo hijo, sólo es fachada. Me encuentro bien. La luz, el reflejo de un manto de nieve en mi rostro. El almíbar de un tarro sobre la piel desnuda. Quizá pintura, quizá muerte.
No digas nada. Silencio, escucha el viento. Que tus ojos brillen en este momento tan particular. Que no caiga una lágrima, ni más precipitar. Es el azar de la vida. Unos viven otros mueren. Escucha en silencio. Quizá oigas su caminar. De legado este calzado y un corazón que te quiere y te querrá.
No te asustes hijo mío, me encuentro bien.-

-Quizá veas una carroza asomar. De corceles negros arrastrada y zaíno el final. No será la desventura sino el azar. Cuida de tu madre, te quiere.
Y di al mundo lo que viste un buen día en tu caminar. Un padre muerto, un cuerpo en la nieve precipitar.
No te asustes hijo, me encuentro bien.
Tan solo es la muerte, que viene por mí, como el azar.-

Martes, muerte de padre.
Alguien a quien por fin enterrar.

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