16 octubre 2007

Capítulo 120

JARDINES PINTADOS



El mudo-así se llamaba- lloraba.
Contra todo pronóstico era mudo. Parece tontería pero en un mundo donde los nombres y apodos poco tenían que ver con la realidad, éste era cierto y sincero.
Era un llanto fino, apenas imperceptible.
Sin apenas gracia que dar, una sonrisa infinita en un rostro triste.
Sin apenas llanto que cantar, una sonrisa y un abrazo siempre.

-El azar- habría pensado el Pela.

El mudo trabajaba bien de alfarero. De oído fino y golpeo fuerte. Su falta de habla palidecía ante el manejo con sabiduría. Amigo de sus amigos y gran conversador- Ironía, triste.-

Iran lo mimaba, le pintaba los ojos con acuarelas de colores. Pintaba su nariz con divertidas efigies.
Un payaso, un barco, un mimo, y un pino. Un mundo en un rostro callado. Una sonrisa infinita y un abrazo.
El mudo la adoraba. Reflejaba en su triste rostro de sonrisa infinita la alegría de una vida.Lo convertía en un jardín de rosas, en un nicho vacío y en cementerio vacío de almas perdidas.

Pero esa mañana el mudo lloraba.

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