05 junio 2007

Capítulo 57

CAVA HIJO, CAVA



Como si de composición pictórica se tratara, el enterrador y su madre apostados ambos a cada lado de una lápida enfrentados uno al otro con semblante pensante y la luz filtrándose a través de un ciprés.
No había palabras ni llantos- tan sólo paz en sus rostros-.

-Pensé que despertaríais para el entierro-
-Calla y cava hijo, cava-
-No hay qué cavar madre, el muerto ya está dentro-
La madre lo miró desconcertada. Sus manos en el mentón y sus ojos alocados. No acertó más que a decir.
-Cava y calla, los muertos no esperan-

El enterrador, enfurecido, asió con sus manos la pala y comenzó a cavar en lugar extraño y alejado.
Cubrío el rededor del hoyo con matojos y zarzas dirigiendose a su madre con lágrimas en los ojos.
-Muere madre,muere-
La madre no hizo nada. Dejó su rostro en silencio y postró su cuello en final sangriento.

Su cuerpo decapitado tomó por los pies primero.
Más tarde, la cabeza del pelo cogió y al hoyo la echó.

El enterrador en pecado, a su madre ha matado.

En las entrañas de la muerte, colocó la cabeza mirando a poniente.
Sus brazos en cruz pidiendo perdón y, sus piernas recogidas por mejores medidas.

Apenas una plegaria y tierra sobre ella.

Ni una lápida que la identificara.
Ni una sombra que la adivinara.

Un trozo de carne entre sus dientes le acompaño hasta su muerte...

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